CASOS Y TESTIMONIOS
EN
PROCESOS DE CURACIÓN
María Mateo, 46 años (Barcelona)
Curada de trastorno esquizoafectivo de tipo bipolar
Esta música me ha regalado una nueva vida con la armonía que anhelaba pero que no comprendía cómo alcanzar.
Conocí esta música por prescripción médica. Padecía un trastorno bipolar que al principio se manifestó con un brote cada 10 años, después cada 2 y finalmente cada año. No aceptando los pronósticos médicos siempre buscaba alternativas para sanarme creyendo absolutamente en esta posibilidad. La prescripción médica consistió en dejar de escuchar mi discografía habitual y escuchar 24 horas esta música. Solo tenía un CD, el Concierto nº 23 de Mozart. Al principio me parecía triste, casi insoportable en su profundidad pero confié en que se trataba de un proceso curativo y persistí en la escucha. Poco a poco fui ampliando la discografía hasta dejar por completo de escuchar mi valorada y variopinta colección musical anterior.
Sucedieron muchos milagros: en primer lugar abandoné el consumo del tabaco sin ansiedad alguna, solo con respiraciones diafragmáticas y escuchando la música, la tristeza fue desapareciendo para dar paso a un estado de sosiego permanente; poco después, asombrado por el cambio, mi psiquiatra estuvo de acuerdo en abandonar la medicación. No he vuelto a tener ninguna crisis psicótica, ni depresión, ni ansiedad y han pasado ya 6 años. Sigo sin tomar ninguna medicación más que esta música y la respiración contemplativa.
Estoy 100% segura que las vibraciones musicales del piano de Juan Amadeo penetran muy profundamente en la psique, son capaces de curar la multitud de heridas del alma restaurando por completo el delicado sistema nervioso humano. Esta música es un tesoro todavía por descubrir y difundir en hospitales, geriátricos, psiquiátricos, cárceles, centros de día, en comisarías y al público en general. La recomiendo encarecidamente ya que esta música es un gran consuelo y alivio del sufrimiento humano.
María Carmen Victoria, 40 años (Murcia)
Profesora y madre de hijo con autismo
Trabajo como profesora en un Instituto de Murcia, y además soy madre de un hijo con autismo desde su nacimiento. He podido evidenciar por propia experiencia los beneficios y actuación de esta música en mi vida. Trabajo con grupos de adolescentes de 1ero, 3ero y 4rto de la ESO (de 12, 15 y 16 años, respectivamente). Pongo esta música de fondo mientras imparto las clases y he visto una gran mejora, en ellos y en mí. Al principio a los jóvenes les extrañaba que les pusiera música clásica pero ahora sienten sus beneficios. Los días que me dejo la música, ellos preguntan e incluso dicen que están más nerviosos y ansiosos. Por mi parte estoy sorprendida la gran tranquilidad y paz que da la música al ambiente, a mi me da fuerza para mantener la paz y ayudar a enseñar desde otro estado, más cordial y apaciguado.
A mi hijo, por el autismo, tenía serios problemas en conciliar el sueño. Desde que conocí esta música, desde los 3 a los 6 años le pongo todos los días la música durante el día y para conciliar el sueño. La música de piano y en especial el disco de Bach Marchello le ayudaba a traquilizarse y dormir. Ahora ya no tiene prácticamente problemas para dormir. Siento que a mí me ha ayudado mucho, ya que la música me da la fuerza para poder aguantar todo el día, primero sirviendo a mi hijo y después tener la fuerza para poder estar y servir a mis alumnos.
Marina, 20 años (Murcia)
Estudiante y violinista
La palabra con la que definiría esta música sería revolucionaria. Cuando la escuchas, inmediatamente te das cuenta de que no es solamente la ejecución de una perfecta interpretación y la destreza de muchos años de práctica, sino que toda su música tiene un sentido cuando la toca. Ella habla, no son notas vacías, cada una de ellas, es una palabra y cada obra es un diálogo con la persona que la escucha. Esto es lo que hace su música diferente. Extrae la esencia sanadora de la música para curar a las personas, dar alegría y paz a nuestra humanidad. Su música mantiene un diálogo con quienes la escuchan y por esa razón esta música puede llegar hasta lo más profundo de nuestros corazones.
Maite Sánchez Pinuaga, 45 años (Valencia)
Psicóloga
La música está en mi sala de espera todos los días. Para mi esta música es una herramienta importante para generar el ambiente de paz y confianza a las personas que vienen a consulta. Muchos de mis pacientes me han comentado sobre la música cuando están esperando antes de entrar a consulta. Dicen que la música les ayuda a entrar en otro tiempo y estado, de paz y confianza. Personalmente, no puedo hacer consulta sin esta música. Trabajo con ella de fondo en muchos de mis trabajos en grupo. Es una herramienta muy importante para que el proceso de mejora y curación se dé más rápido.
Hipostasía María, 30 años (Cartagena)
Cuidadora de guardería y madre
Me recomendaron usar en casa esta música a modo terapéutico y mi hija de tres años empezó a pedirme cada noche antes de dormir "mamá, el piano"
Para nosotros se hizo algo indispensable en nuestro hogar: nunca encontré tal profundidad en la interpretación, tanta misericordia y consuelo, ¡bondad! Esta música envuelve los espacios transfigurándolos sea la casa, el coche, la oficina o la escuela.
Es música que habla directamente al corazón, y en ella se disuelven las tensiones diarias, preocupaciones y miedos que entorpecen las relaciones.
Da armonía, alegría y calma a la vez. Más aún, cultiva los valores más nobles humanos ¡Cuánto lo necesitan los niños y jóvenes de hoy! Y en nosotros, adultos, despierta la sensibilidad, paciencia y creatividad para acompañarlos. Por esto siempre la recomiendo a las familias y a profesionales de la infancia.
Francesc, 57 años (Barcelona)
Paciente con cáncer de Colón y de Vejiga, y operación en el corazón.
Esta música me está acompañando en todo el proceso de curación. Empecé a escucharla en el segundo Cáncer que me encontraron. Según las pruebas que me realizaron los médicos esperaban lo peor, incluso podía esperarme la muerte. Me aferré fuertemente a escuchar la música y que mi cuerpo imprimiera en cada una de las células la armonía que de la música salía. Pedía con gran grito de corazón que mi cuerpo se regenerara, que parara la proliferación del cáncer. No puedo explicar si fue o no consecuencia de la música o de qué exactamente, pero sí estoy convencido que la música ayudó. Todas las noches y días en el hospital me la ponía. Ahora en casa me la suelo poner a menudo, sobretodo antes de descansar. La siguiente operación de corazón que he tenido me sentía mucho más fuerte y preparado. La música ha abierto en mi corazón un estado de bienestar incomprensible, capaz de mantenerlo en las peores situaciones de sufrimiento físico.